Los incendios forestales han matado aproximadamente a 800 personas en Australia desde 1851,[2] y millardos de animales.[3] Los incendios más destructivos suelen estar precedidos por altas temperaturas, baja humedad y fuertes vientos, que se combinan para crear condiciones ideales para la rápida propagación del fuego.[5] El secado gradual del continente australiano en los últimos 15 millones de años ha producido una ecología y un ambiente propenso al fuego, lo que ha resultado en muchas adaptaciones especializadas entre la flora y la fauna.Los aborígenes australianos solían utilizar el fuego para limpiar los pastizales para la caza y para despejar caminos a través de la densa vegetación.[7] Los inmigrantes también han tenido que adaptarse al uso del fuego para mejorar la agricultura y la gestión forestal desde el siglo XIX.Muchas plantas han desarrollado una variedad de mecanismos para sobrevivir –o incluso requieren incendios forestales ya que poseen brotes epicórmicos o lignotubérculos que brotan después de un incendio– o desarrollan semillas resistentes al fuego o provocadas por el fuego), o incluso fomentan el fuego (los eucaliptos contienen aceites inflamables en sus hojas) como una forma de eliminar la competencia de especies menos tolerantes al fuego.
Los incendios forestales intensos pueden tener un impacto grave en el medio ambiente, como aquí en Big River, cerca de Anglers Rest, East Gippsland, después de los incendios de 2003 en Victoria.
Brotes vegetales
que surgen vigorosamente de gérmenes epicórmicos debajo de la gruesa
corteza
imoactada por incendios forestales en un árbol de
eucalipto
: uno de los mecanismos desarrollados por las plantas para sobrevivir a los incendios forestales
Daños por incendios forestales en los bosques en East Gippsland, Victoria, a partir de los incendios forestales alpinos del este de Victoria de 2003, dos años después de que los incendios arrasaran el área, lo que muestra la recuperación de árboles y maleza