El ingreso se da por la carretera que va de Sucre a Ravelo, 32 km en movilidad, posteriormente hay que caminar unos 7 km por un sendero.
Una "cúpula" o tacita en el suelo del alero parece indicar que en este lugar se colocaron ofrendas en ceremonias.
A fines de los años 1950, el arqueólogo alemán Heinz Walter estudió estas pinturas y publicó un breve relato sobre su visita en un libro de divulgación popular.
[2] Los investigadores no han podido aclarar aún la antigüedad de estas pinturas y su significado.
A fines del año 2002, la Alcaldía de Sucre construyó un muro delante del sitio para controlar el ingreso de visitantes y una casa para el guarda ruinas.