En particular, las personas sucumben frecuentemente en este sesgo cognitivo cuando se desprende una historia coherente de los datos analizados, y sobre todo, cuando las variables usadas en el estudio están altamente correlacionadas.
Kahneman descubrió la ilusión de validez sucumbiendo él mismo en este error.
Cuando servía en el ejército israelí como psicólogo, fue parte de un grupo al que se le había encargado hacer un test (Leaderless Group Test) para seleccionar a posibles candidatos para líder u oficial.
Kahneman y sus compañeros observaron su comportamiento anotando impresiones claras sobre cada soldado, a partir de las que elaboraron sus predicciones.
A pesar de que las predicciones del comportamiento de los soldados como oficiales resultaron erróneas en la práctica, y los psicólogos lo sabían, ellos permanecieron ilógicamente optimistas sobre su habilidad para predecir resultados futuros.