Ilse Koch

Dos años después fue capturada y encarcelada durante los juicios de Dachau.

En 1951, el general estadounidense Lucius D. Clay le concedió la libertad por insuficiencia de pruebas.

En cuanto salió de la cárcel, fue nuevamente arrestada, juzgada y condenada a cadena perpetua por otros cargos.

Sin embargo, el cargo de haber asesinado prisioneros para fabricar objetos con su piel fue nuevamente desestimado.

El fiscal que le acusó en el juicio, dijo: En 1967, desde la prisión de mujeres de Aichach (Frauenhaftanstalt Aichach, en alemán), escribió a su hijo una carta donde no manifestaba remordimientos ni la menor pena por los crímenes que había cometido.

Órganos de prisioneros de Ilse, Buchenwald (1945)