Ignacio de Rezábal

Durante la Primera Coalición contra la Francia Revolucionaria, en 1795, Rezabal fue convocado a las Milicias Urbanas, movilizadas ante el rumor de la aproximación de una flota francesa, pero declaró que estando en Potosí, debía acudir nuevamente a personero, lo que describió posteriormente: "al soldado que por sus ocupaciones mercantiles, o por las de su empleo, arte, y oficios con que se mantenía le hera gravoso, hacer la fatiga por sí, que ordinariamente consistía en dos guardias y una patrulla al mes, se le admitía personero a quien se le pagaban a seis reales las guardias y a quatro las patrullas".

Pampillo, hombre muy impulsivo, fue insultado por Rezabal y tratado de cobarde, a lo que le respondió que la única cobardía, con el agravante de ser el segundo al mando, la había realizado él acusándolo de que al salir a campaña fue a esconderse a su casa y recién se puso el uniforme completo cuando Liniers hizo un banquete para convidar al enemigo vencido.

Rezabal respondió con un juicio por calumnias e injurias, siendo Mariano Moreno el defensor de Pampillo, quien mantuvo y extendió su acusación, pese a lo cual Rezabal salió indemne.

Previsto un golpe para deponer al virrey Santiago de Liniers el 17 de octubre (dos días después la audiencia se pronunciara en un dictamen desestimando las acusaciones contra Liniers), el virrey fue alertado del movimiento y requirió la presencia de Rezabal para tomarle declaración, con lo que el levantamiento se postergó.

Sr. Virrey, asociado por los Señores Alcalde de primer voto y Síndico Procurador general de ciudad, con advertencia, que por ningún acontecimiento se altere en esta ciudad el sistema político sin previo acuerdo de los pueblos del distrito del virreinato, por depender su existencia política de su unidad con ellos."