Muy dañado durante los Sitios de Zaragoza por encontrarse en la muralla, cerca de la puerta del Portillo, el edificio actual es el resultado de reconstrucciones y restauraciones efectuadas en los siglos XIX y XX, en particular la acometida en 1827, que dio acabado a la fachada, en estilo neoclásico.A los pies del templo se añade el nártex, que integran la entrada aporticada con arco de medio punto y las dos torres bajas, lo que confiere al edificio una impresión de horizontalidad.Las naves tienen la misma altura, creando una planta de salón, y el espacio previo a la cabecera que correspondería al crucero está cubierto con una cúpula de media naranja.La fábrica exterior está hecha enteramente de ladrillo caravista.La capilla, obra del arquitecto Ricardo Magdalena, cuenta con el retablo de su advocación diseñado por el escultor Carlos Palao Ortubio y realizado por Jaime Llunch y Antonio Torres.