De cubierta a dos aguas con dos alturas y teja árabe, bajo la cornisa de los muros laterales se aprecian canecillos con formas antropomórficas y de animales, mientras que en un lateral se halla una figura pétrea la cual representa un falo semejante a los ubicados en los tejados de los hórreos, en los que alude a la fertilidad, aunque en este caso muestra la fatalidad con la que era vista la sexualidad en la Edad Media.
En los extremos, a distinto nivel horizontal, destacan a la izquierda una talla de San Antonio Abad y a la derecha una imagen de San José, hallándose en el ático, separado del único cuerpo del retablo por una prominente moldura veteada de la que parten dos pilastras rematadas por notables guardapolvos, una representación de la Virgen al momento de ser coronada durante su Asunción (en algunas tallas del retablo pueden apreciarse con frecuencia billetes donados por devotos).
En ambos extremos del arco que conduce al altar sobresalen, a la izquierda y bajo un gran cuadro de la Divina Misericordia, una diminuta representación de la Piedad, y a la derecha, un retablo con policromía granate presidido, bajo un arco de medio punto y entre estípites dorados, por una gran escultura de San Miguel Arcángel bajo la cual se halla un relieve del Buen Pastor cargando la oveja perdida sobre sus hombros, resaltando en la zona superior altorrelieves monocromáticos de San Pedro y San Pablo.
Respecto a las claves, la del norte muestra una estrella circundada por flores tetrapétalas; la del sur una flor de botón central compuesta por cuatro grandes pétalos y cercada por los sépalos; la del este un sol con cara; la del oeste una luna creciente también con cara; y la central una flor similar a la de la clave sur.
Tras producirse un primer avistamiento, los portadores bajan las imágenes desde los hombros hasta la altura de los brazos y, al ritmo de la música proporcionada por las gaitas, las aproximan unas a otras hasta dejarlas a una distancia de nueve metros, tras lo cual las tallas son depositadas en el suelo, volviendo a subir para dar tres pasos y terminar nuevamente en el suelo hasta que las imágenes que encabezan las dos comitivas (San Roque y la Virgen) quedan frente a frente, momento en que se efectúa una reverencia inclinando las andas sobre las que se encuentran las tallas, quedando las imágenes de Adina custodiadas en Portonovo hasta que tiene lugar la festividad de la Virgen de La Lanzada el último fin de semana de agosto y se produce el encuentro entre las tres comitivas y la consiguiente despedida.