Su construcción en el año 1587 se llevó a cabo para suplir en las funciones de iglesia parroquial a la antigua románica de Santa María del Puig que se encontraba alejada de la población.
Durante la primera guerra carlista fue ocupada por las tropas isabelinas haciéndola servir como cuartel.
El edificio es de estilo gótico con la decoración ya renacentista.
En el exterior, en la fachada principal se encuentra un gran mural de cerámica realizado por Enric Serra.
Las puertas laterales están enmarcadas por columnas dóricas.