La iglesia conserva su decoración barroca original y está catalogada como Bien Cultural de Interés Local.
La iglesia fue consagrada en 1703, aunque su construcción no terminó hasta dos años más tarde.
La fachada, diseñada por Jeroni Escarabatxeres, es austera y está dividida en tres partes mediante pilastras.
Destaca el retablo del altar mayor, obrado por el escultor Pere Costa entre 1754 y 1757.
Las pinturas del ábside, que simulan elementos arquitectónicos, son atribuidas al artista Antonio Viladomat y las del presbiterio, que representan el martirio de San Severo, son obra del pintor barroco Joan Gallart.