A los mártires de la independencia
El 1815, cuando los soldados napoleónicos dejaron Barcelona tras la Guerra del Francés, surgió la idea de levantar un monumento a los ocho barceloneses ejecutados por las tropas ocupantes en 1809.Un nuevo proyecto monumental surgió en 1884, cuando el ayuntamiento encargó a Venancio Vallmitjana una escultura del padre Juan Gallifa, principal inspirador de la conspiración, que debía colocarse en el nuevo Parque de la Ciudadela.En 1909, coincidiendo con el centenario de las ejecuciones, se formó una nueva «comisión de homenaje a los mártires», integrada entre otros por el industrial Andrés Garriga Bachs y José María Milá Camps.Para el monumento se eligió un emplazamiento junto a la Catedral, donde estaban enterrados, en una plaza de nueva creación.Garriga Bachs compró una finca ubicada en la calle del Obispo, frente a la puerta del claustro de la Catedral, y la cedió al consistorio para que fuese derribada.La escultura representa los momentos previos a la ejecución, y cada personaje va ataviado según su condición: militar, eclesiástica o civil.