Junto a ella, se encuentra el frontón del Antiguo.
Además, en el año 1014 (existen opiniones divergentes sobre la fecha exacta del documento) el rey Sancho Garcés III de Pamplona ya había cedido este templo al Monasterio de Leyre, al que consideraba, ya entonces, "antiguo".
Finalmente, el ayuntamiento solo ayudó a abrir el camino hacia el nuevo castillo.
En 1889 se reconstruyó y se le añadió una torre-campanario para aprovechar los materiales sobrantes del derribo de la cercana ermita de Loreto.
[6] Sobre un planteamiento de capacidad para 1000 personas, viviendas para los clérigos y locales sociales varios, se encarga la redacción del proyecto de ampliación al arquitecto Pablo Zabalo Ballarín (1893-1961), que falleció al poco de comenzar el encargo, y siendo continuado y finalizado por Andrés Barrenetxea.