Es un notable ejemplar de la arquitectura mudéjar vallisoletana, románico-mudéjar y gótico-mudéjar.
La portada gótica al lado norte está tapiada.
[2] En su interior, en la nave del evangelio se encuentra un magnífico sepulcro, un retablo plateresco atribuido a Gaspar de Tordesillas y dos colosales esculturas de San Joaquín y Santa Ana realizadas en el siglo XVIII.
Contiene también un retablo de la primera mitad del siglo XVI dedicado a San Bartolomé.
El interior, de planta octogonal y de gran riqueza ornamental en su cúpula, se decora con frescos que tienen como tema iconográfico a personajes del antiguo testamento.