Es una obra renacentista tardía del siglo XVI que adopta la típica organización en arco de triunfo.
Al asumir José Raón la edificación de la iglesia se comprometía a enriquecer las líneas generales de esta portada abriendo paralelamente la hornacina para colocar la imagen del titular y un óvalo para dar luz al coro alto.
Del dorado y estofado se encargó algunos años después Francisco Fernández de Vallejo, hermano del escultor Juan Fernández de Vallejo, que ya en 1614 había completado su labor.
La patrona de Alberite se venera en un pequeño retablo construido en 1725 por Francisco Ramírez, dorado y policromado por Sebastián del Ribero en 1733.
El importe ascendió a 3.300 reales y para sufragarlo se vendieron unas vacas propiedad de la Cofradía.