[1] La hermandad no solamente levantó la capilla, sino que erigió un hospital dedicado al Santo Rey, que estuvo en la collación entre la calle San Julián y la calle Azofaifo.
Dada la santidad del sitio, algunos sacerdotes y devotos se instalaron allí para darse a una vida como penitentes o anacoretas.
El promotor de dichos trabajos fue Cristóbal Suárez de Ribera, que sería enterrado a su muerte en dicha iglesia y su retrato sería colgado en ella.
[1] En la actualidad hay una losa que dice en latín y español: Oh tú cualquiera que pasa venera rendido este lugar consagrado con la sangre del rey Hermenegildo.
[5] En el interior, el retablo mayor en madera de roble posee una talla de San Hermenegildo que se ha estado atribuyendo a Juan Martínez Montañés.