A principios del siglo XX el templo sufrió una restauración historicista, neorrománica, tendiendo a concordar con lo que fue el anterior edificio.
Tiene un pórtico delantero cerrado con una torre campanario con reloj y rematada con una escultura del Sagrado Corazón, que sustituyó a un tejadillo a cuatro aguas anterior.
Está formada por un arco de medio punto con tres arquivoltas decoradas con motivos en zig-zag, picos de aves mordiendo un baquetón y boceles con bolas; apoyan en seis columnas, tres por franco, las dos interiores más gruesas, rematadas por capiteles con variada decoración escultórica, fundamentalmente de temas vegetales estilizados y escenas humanas: en una de ellas está representado el martirio de San Esteban.
En el interior destaca un sencillo pero elaborado retablo de madera.
Cuenta con otro retablo dedicado a Santa Bárbara y otro con Cristo Crucificado.