Como soportes de las bóvedas se utilizan robustas columnas cilíndricas sin baquetones y con basa moldurada.
La iluminación interior resulta escasa, ya que son pocos y, en general, de reducido tamaño, los huecos distribuidos por los distintos paramentos.
Exteriormente, el edificio está exento en todas sus fachadas, aunque la vista más completa se obtiene desde la Plaza de Juan Carlos I.
Está circundado por robustos contrafuertes construidos con sillares que le dan un marcado aspecto de grandiosidad y monumentalidad.
En la fachada norte se conserva una puerta cegada, con frontón triangular que, en su interior, alberga la Cruz de Santiago.
En el cuerpo superior se coloca una pequeña hornacina, que alberga la imagen de San Antonio Abad, titular del templo, custodiado por dos flameros.