Sin embargo, al finalizar el siglo, resultaba evidente que la reconstrucción ejecutada recientemente no había resuelto determinados problemas estructurales.
La patrona aparece hoy ricamente ataviada y adornada con los obsequios devocionales de los carrioneses.
[1] Todo el trabajo escultórico es atribuido a un único artista anónimo, que demuestra conocer el último gótico burgalés, de gusto flamenco.
La primitiva mazonería del retablo ganó superficie a mediados del siglo XVI con la adición de un sotabanco, sendos guardapolvos o pulseras laterales y el ático con cuerpo avenerado y frontón triangular; este retablo recrecido, terminado en 1553, se adecuó mejor a una ampliación de la cabecera realizada por aquella época.
Entre ellas destacan el Nacimiento, los Evangelistas, Cristo resucitado y los relieves de los Reyes Magos.