No vivió para ver este éxito, que se confirmaría en el año 1920, cuando las mujeres fueron admitidas en dicha sociedad.
[1] Además, fue conocida por su influencia en la enseñanza científica como profesora, por la publicación de dos libros sobre química muy importantes en la época y por el invento del tubo medidor de gas al que le fue puesto su nombre.
Cuando apenas era una niña su madre falleció y quedó huérfana, su abuela materna se hizo cargo de ella en Viena.
[2][3] Su tío Ludwig la matriculó en el Colegio Girton, Cambridge, para completar sus estudios (1869 se había convertido en el primer colegio para mujeres de la Universidad de Cambridge), decisión que, a Ida no la convencía, y a la que se opondría con tristeza.
No pudo cursar ningún máster ni doctorado, pero si logró publicar un artículo y dos libros de cierta transcendencia en su época.
No vivió para ver el éxito que tuvieron sus acciones y reivindicaciones, pues esta admisión se confirmó en el año 1920.
Moría en el año 1914 tras una operación, y en honor a esta gran mujer se creaba la Fundación Memorial Ida Freund, con el objetivo de fomentar una mayor participación de las mujeres docentes en las ramas científicas, fundación que aún existe.
No fue los únicos cursos que organizó para profesores, fue algo habitual durante su carrera.
Tenía un carácter fuerte, y se esforzaba por motivar a sus alumnos.
Su idea fue crear algo más sencillo e intuitivo, que, aunque no pudiera usarse prolongadamente en el tiempo, sirviera a sus alumnos para comprender el sistema de Mendeléev.
Esta publicación tuvo remarcable audiencia en la Royal Society, y fue traducida posteriormente al alemán.