Otros muchos simplemente se convirtieron en Rōnin, Samurái sin señor, alquilando su espada al mejor postor, o sirviendo a un particular como guardaespaldas.
Otros, queriendo continuar con su dedicación a las Artes Marciales, o simplemente no sabiendo ejercer otro oficio, abren los primeros dōjō (escuelas), donde enseñan el manejo de las armas para ganarse la vida.
Y todas las reservas de acero del país han sido gastadas durante la guerra.
La hoja: Como ventajas adicionales en su producción: El koshirae o conjunto de elementos que completan el sable.
Incluso los grandes maestros en iaidō que poseen katanas auténticas, entrenan usualmente con iaitō para evitar el desgaste de las mismas.
No sólo es por cuestión de etiqueta, sino que los cuidados del Iaitō tienen también una razón práctica: Algunas personas consideran los iaitō como maquetas o réplicas de katana auténticas, sin embargo esto no es del todo cierto.
Otra diferencia muy importante es que los iaitō tienen unas características muy precisas de forma, tamaño y balance para hacerlas lo más parecido posible a una katana auténtica, mientras que las réplicas suelen estar mal balanceadas y pesar más o menos de lo debido, lo cual no suele hacerlo útil para un entrenamiento correcto.