Primer Concilio Limense
En el concilio se discutieron los procedimientos y actuaciones para la erradicación de las creencias ancestrales a la que los pueblos originarios se resistían.[1][2] Al concilio acudieron representantes de las órdenes religiosas establecidas en el virreinato, entre las cuales estuvieron los dominicos, los franciscanos, los mercedarios y los agustinos.[1] Las decisiones tomadas por las autoridades religiosas para la eficaz labor de los extirpadores de idolatrías fueron la destrucción de las huacas y la colocación de cruces cristianas o la construcción de templos sobre los restos de los lugares sagrados indígenas,[1] la observancia del enterramiento y el culto a los muertos, y la obligatoriedad de los sacramentos como el bautismo, la penitencia y el matrimonio.[2] Las constituciones adoptadas por este primer concilio no tuvieron el resultado deseado de imponer la religión europea.En la década de 1560 surgió en los Andes el movimiento mesiánico insurreccional Taki Onqoy, por lo que las autoridades virreinales convocaron un segundo concilio que reforzase las medidas del primero.