Se considera el ciclón tropical más fuerte que ha tocado tierra en las costas del pacífico mexicano y el primero en hacerlo como huracán de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, superando en intensidad al huracán Patricia.
Sin embargo, Otis experimentó una intensificación rápida, y alcanzó velocidades máximas del viento de 165 mph (270 km/h) e hizo aparición en tierra con dicha potencia.
Entre las consecuencias de Otis se encuentran al menos 47 decesos y 59 personas no localizadas.
Se registraron desprendimientos terrestres e inundaciones, como consecuencia de las precipitaciones intensas y sostenidas.
[5] Esta formación incrementó su estructura en los días siguientes, transformándose en una depresión tropical a las 15:00 UTC del 22 de octubre.
En ese momento, la depresión manifestaba una intensa actividad convectiva en proximidad a su núcleo claramente delimitado.
[6] Seis horas después, evolucionó a tormenta tropical, siendo bautizada como Otis, tras evidenciar una sutil mejora en su estructura.
El NHC interpretó estos registros como un posible indicio de una inminente intensificación acelerada.
[12] El NHC continuó monitoreando una progresiva consolidación del huracán en registros satelitales durante el día, sin indicios de que la intensificación decayera.
[14] La agudización extrema del fenómeno fue en gran medida inesperada: apenas 24 horas previas a que Otis alcanzase la categoría 5, el NHC anticipó una intensidad máxima de tan solo 70 mph (110 km/h).
[10] El rumbo previsto para el ciclón tropical no indicaba que este impactaría en el sur de México; por el contrario, desvió su trayectoria hacia el oeste, manteniéndolo en aguas abiertas.
"Acepten trasladarse a refugios, mantenerse en lugares seguros: alejados de ríos, arroyos, barrancas y estén alerta, sin confiarse.
[27] Un total de 18 emisoras radiales en Acapulco cesaron sus transmisiones, lo que dio como resultado una interrupción comunicativa en la metrópoli.
Estos daños comprendieron cristales fracturados, cubiertas derrumbadas, balcones y muros desplazados, así como estancias parcial o íntegramente devastadas.
[27][31] Adicionalmente, un aeródromo militar cercano a Acapulco sufrió daños, complicando las operaciones de rescate.
Esta situación conllevó que, ante un movimiento telúrico en las áreas cubiertas por dichos sensores, no se lograra transmitir una adecuada señal de alerta sísmica.
[39] Michael Brennan, director del Centro Nacional de Huracanes, describió la situación con profunda preocupación, señalando: «Nos encontramos ante un panorama sumamente adverso: una región densamente poblada, una intensificación acelerada a punto de impactar, y una modificación en las previsiones acerca de los efectos que se están manifestando en un lapso que no otorga a la población suficiente margen para reaccionar.»[40] Varias horas después de la disipación del huracán Otis, las autoridades emprendieron esfuerzos para acceder a las regiones damnificadas.
[41] Se cuestionó la aparente insuficiencia de instrumentos por parte del Ejército Mexicano para remover el lodo y los árboles derribados que obstruían las vías.
[45] Igualmente las gasolineras del puerto fueron abiertas y saqueadas ante la carencia de combustible para los vehículos.
El reportaje dividido en tres partes hace alusión en su segunda que los esfuerzos fueron limitados para prevenir la catástrofe, y en una tercera narra las historias de otras víctimas colaterales.