Huelga de masas, partido y sindicatos
[1] El primer capítulo resume el debate sobre la huelga general con los anarquistas y dentro de la socialdemocracia.Sostiene que en Rusia por primera vez en la historia se realizó la huelga de masas en forma “grandiosa” y se reveló como el arma más poderosa de lucha política por los derechos políticos.Los dirigentes apenas tenían tiempo de formular las consignas con que las masas se lanzaban en seguida a la lucha.Los empresarios respondieron cerrando fábricas y en protesta, en San Petersburgo fue realizada una huelga general.Los acontecimientos de diciembre Moscú resultaron del desarrollo lógico del movimiento revolucionario y su culminación inevitable en una insurrección general abierta, que también se expresó antes en una serie de insurrecciones locales preparatorias.[16] El capítulo séptimo insiste en que aunque los socialdemócratas no pueden determinar por adelantado el momento de la huelga de masas, si pueden orientar políticamente la lucha, prever sus probables consecuencias, y traducir la lucha en una táctica resuelta y consecuente.[18] Karl Kautsky, aunque llegó a reconocer que las huelgas de masas podrían generar buenos resultados, polemizó con las concepciones Rosa sobre la acción masiva para el derrocamiento del sistema, que conducía a batallas decisivas con enemigos superiores; argumentó que las huelgas de masas estaban en decadencia en occidente y si en Rusia había llevado a una revolución era por la debilidad del zarismo, tras la derrota en la guerra contra Japón.[19] Para Rosa, parecía que los marxistas de la escuela de Kautsky seguían viviendo en épocas pasadas, pues creían que educar en el socialismo a las masas proletarias significaba sólo distribuir volantes y folletos, hacer conferencias.[20] Lenin opinaba que en 1905 por primera vez la insurrección armada estuvo unida a la huelga de masas, arma específicamente proletaria y esta experiencia tuvo significación universal para todas las revoluciones contemporáneas; y añadía que "figuras tan destacadas el proletariado revolucionario y del marxismo como Rosa Luxemburgo apreciaron en el acto la importancia de esta experiencia práctica.[22] Lukács en 1921 escribió que Rosa Luxemburg reconoció antes y con mayor claridad que muchos otros el carácter esencialmente espontáneo de las acciones de masas revolucionarias y vio con igual claridad cuál es el papel del partido en la revolución.[24] Para Hernán Ouviña, el análisis que hizo Rosa Luxemburgo de las coyunturas específicas en las que emergen y se irradian los sóviets, implica entender que la revolución no es un evento de mero establecimiento del poder estatal revolucionario, sino un proceso complejo y multifacético, sumamente contradictorio e inestable, signado por vaivenes, ascensos y reflujos, que involucra nuevas formas de organización popular y es protagonizado por una multiplicidad de sujetos sociopolíticos.