Tras un viaje a Santo Domingo comenzó a profundizar en las artes y su formación artística se vio ennoblecida por las lecciones de los maestros Jean Restout el Joven y François Boucher, de quienes aprendió el gusto por las líneas resueltas y firmes, así como una cierta elegancia de la composición.
En Francia se dedicó principalmente a la ilustración grabada, adquiriendo gran popularidad.
[1] En 1757 creó su obra más significativa, la ilustración del Decamerón, caracterizada por la originalidad, la gracia y las múltiples conexiones con el mundo aristocrático.
[1] Sus ilustraciones de las obras de Shakespeare, Ovidio y Torquato Tasso también fueron muy apreciadas y valiosas, al igual que sus obras pictóricas, aunque limitadas al género del retrato y a escenas que describen hechos de la vida cotidiana.
El diseñador y grabador francés Pierre-Philippe Choffard, inspirado por sus dibujos, creó valiosos grabados.