Desde hace siglos los fieles budistas han asociado las distintas formas con emanaciones de Buda.El conjunto está designado como lugar de belleza paisajística, así como monumento natural del país.[2] El área alberga cientos de rocas, que varían en altura de 6 a 90 m.[3] Las rocas están formadas por toba, que ha sido desgastada por la erosión del mar hasta alcanzar las formas actuales.Durante el festival anual del 24 de julio sus playas albergan el Jizō-dō, salón dedicado a Jizō Bosatsu.[4][5] De acuerdo a la tradición, los peregrinos que visitaban el monte Osore, una de las tres montañas más sagradas del país, se dirigían tras terminar a Hotokegaura.