Una hornilla de azafrán o tostaera era un recipiente alfarero de barro refractario usado para tostar el azafrán para su buena conservación.
[2][3] Objeto desaparecido del mobiliario de cocina del siglo XXI, es sustituido por papel de aluminio.
[4][5] Siguiendo el relato del abate Rozier en su magna obra sobre agricultura (1781-1800), el azafrán «después de espinzado y oreado, se limpia de impurezas (hojillas o palitos) y se coloca en cedacillos muy claros, hechos a propósito, poniendo en cada uno una capa de un dedo de grueso, y lo llevan a tostar a las hornachas u hornillos, en los quales se coloca la lumbre necesaria para que se vayan calentando poco a poco...[6]» Más tarde, a finales del siglo XIX, en el breve manual titulado El azafrán y el añil y escrito como «Memorias de un labrador manchego y un cultivador de Bengala (Indostán)», se explica que «Los que tienen horno caliente de cocer pan a su disposición, hacen en él la tostadura, si bien está probado, que hecha la torrefación en hornillo de mano con fuego de carbón o cok, sale el azafrán de mejor y más subido color.
[7]»