En su trabajo más conocido, El Capital (1867), Karl Marx la utiliza en relación con la frase de Benjamin Franklin "el hombre es el animal que hace herramientas".
También en el mismo sentido, por el escritor Max Frisch en su novela Homo faber (1957).
También se usa en conjunción o contraposición al deus faber (el dios el que crea) cuyo prototipo es Vulcano el dios de la fragua En el libro "Homo Ludens" de Johan Huizinga, se propone desde un principio que el término correcto para denominar a nuestra especie no es el de "Homo faber" (hombre que fabrica), sino el de "Homo ludens" (hombre que juega).
Ahora bien, comparar al Homo ludens con todos los animales es un tanto arbitrario, tenemos que definir bien como se crea un juego y ver quienes cumplen con los requisitos.
Esta última parte es esencial para la creación de cualquier juego, sin ella, las reglas cambiarían cada vez que se quisiera volver a jugar.