Sin embargo, las obras no atrajeron compradores y él mismo las donó, en 1881, al Museo del Prado, donde actualmente se exponen.Entre ellos, tres destacan en un plano más cercano y del resto solo vemos sus cabezas entre el grupo, algunas de ellas muy vagamente, alejadas en segundo término y hacia los márgenes de la izquierda del cuadro.La crítica ha relacionado esta reunión masculina con las tertulias políticas clandestinas del Trienio Liberal, periodo en que se ejecutaron las Pinturas negras.De este modo contrasta su actividad, propia del género masculino, con el que comparte muro Mujeres riendo, y supone un paralelismo antitético que, por otra parte, está justificado en la estética que comparten estos dos cuadros, quizá los menos conocidos de las Pinturas negras.Con Mujeres riéndose guarda semejanzas en cuanto a color, técnica e iluminación.