Hombre superfluo

Su presencia en poemas, novelas y obras teatrales rusas es suficientemente recurrente para ser considerado un arquetipo nacional.

[1]​ El hombre superfluo es habitualmente un aristócrata, inteligente, sensible y también idealista, pero lo que lo define es su nihilismo.

[1]​ Aleksandr Pushkin fue el primero que introdujo este personaje tipo en Eugenio Oneguin (1833).

Se complica en un duelo absurdo en el cual mata a su mejor amigo (Lensky) y rechaza a la mujer que ama (Tatiana) que aparecerá posteriormente casada con un general.

[1]​ El crítico radical Nikolái Dobroliubov consideró al hombre superfluo ruso como una consecuencia de la servidumbre.

Retrato de Turguénev, obra de Iliá Repin (1879).