Hlöd creció con su abuelo Humli, llegando a ser un apuesto y valiente guerrero.
Desde el primer momento de su infancia, recibió armas y caballos como era tradición en su pueblo.
No obstante, Hlöd contestó que no venía a festejar, sino a reclamar la herencia que le correspondía por derecho: ganado, bienes, herramientas y armas, tesoros, esclavos, sirvientes, hijos e hijas, Myrkviðr,[2] la tumba sagrada y la piedra grabada en el banco del Dniépr, la armadura de Heidrek y tierras.
Ofendido Hlöd por ser llamado bastardo e hijo de esclava, regresó a su tierra y explicó a Humli lo que había pasado y los insultos que recibió de los godos.
Al salir la horda del bosque, llegaron a un populoso país de tierras llanas.
Heidrek instauró una ley que si un ejército invadía un territorio y el rey de ese país marca un campo con postes, el ejército de merodeadores abandonaría el saqueo mientras hubiese batalla dentro del área.
Gizur se equipó con buenas armas y montó su córcel como si fuera un joven guerrero.
Los hunos crecían en ferocidad pues eran conocidos por no aceptar una rendición y sobrevivir tras la derrota.
Tras esos ocho días, los godos lograron romper las líneas de los hunos que perdieron su coraje y observavan a Angantyr cabalgando y arrasando a muerte con su espada mágica Tyrfing, tanto hombres como caballos.