Ese día el niño y su familia habían salido de vacaciones, quedando Zorbas solo en la casa por un mes.
La gaviota, moribunda, explica al gato que con sus últimas fuerzas pondrá un huevo y le pide que prometa tres cosas para ella: no se comerá el huevo, lo cuidará hasta que nazca y finalmente le enseñará a volar al polluelo; Zorbas acepta las tres promesas como una forma de tranquilizar a Kengah mientras va a pedir ayuda de sus amigos Colonello, Secretario y Sabelotodo.
Durante muchos días Zorbas debió vivir la incomodidad que le significaba empollar y ocultar el huevo del hombre que iba a diario a cuidar la casa y alimentarlo, hasta que al vigésimo día finalmente eclosionó; después debió aprender a alimentar al polluelo, quien lo creía su madre, y protegerlo de los peligros, por lo que finalmente decidió trasladarlo al Bazar de Harry, hogar de Sabelotodo, y pactar con las ratas a cambio de la protección del ave.
Con el pasar de las semanas Afortunada crece saludable y los gatos se ven en el dilema de cómo cumplir la tercera promesa y enseñarle a volar a pesar de que es algo que ellos mismos no comprenden, además la gaviota inicialmente se ve a sí misma como un gato y no entiende que deba ser otra cosa, pero el deseo de volar poco a poco la posee y la hace decidir intentarlo; sin embargo sus intentos acaban en constantes fracasos que la descorazonan.
Pero confiarán solo en el guardián del faro, un joven poeta noble y poseedor de muchas cualidades bien vistas por los gatos, siendo además el dueño de Bubulina, la gata más atractiva del puerto.