Su prosperidad no cesa desde entonces de aumentar, hasta alcanzar su apogeo durante el Renacimiento.
Más tarde la élite de la sociedad intelectual o artística se instala aquí.
Lyon se convierte en una villa industrial y sigue su acondicionamiento urbano con una predilección por el estilo « haussmaniano » de la época.
Se impulsó una nueva orientación en los años 1980, con el fin de mejorar las instalaciones que estructuran la metrópolis.
Importantes obras urbanísticas se llevaron a cabo, en lugares estratégicos, junto con una política de valorización del patrimonio.