La hiperuricemia es el aumento de la concentración del ácido úrico en sangre.
Inicialmente es asintomático pero suele acabar desencadenando la gota aguda o crónica al depositarse en las articulaciones, manifestándose con dolor articular, inflamación e impotencia funcional, esta última en casos muy avanzados, que suelen ser raros.
La hiperuricemia asintomática es la elevación del ácido úrico sin manifestaciones de gota, pero puede asociarse a un mayor riesgo cardiovascular[5] y alteraciones metabólicas tales como el hígado graso no alcohólico.
[6] Aunque existen controversias sobre la hiperuricemia como factor de riesgo cardiovascular.
Estando ya presente, la dieta estricta pobre en purinas (procedente de los ácidos nucleicos presentes en vísceras, carne de animal joven, etc.) puede prevenir escasamente el aumento del ácido úrico en la sangre, pues solo mejora la tasa en dos o tres miligramos.