Es debida casi siempre a que el ojo es muy corto en su eje ántero-posterior.
La hipermetropía, la miopía y el astigmatismo son los principales defectos de refracción o ametropías.
La magnitud de este defecto se mide en dioptrías positivas.
En una persona adulta joven sin defectos ópticos, el punto cercano se sitúa a 25 cm del ojo.
El tratamiento quirúrgico puede hacerse actuando sobre la córnea con láser (LASIK, LASEK o PRK), extrayendo el cristalino y sustituyéndolo por una lente intraocular, o implantando una lente intraocular especial (ICL) sin extraer el cristalino.