Suele realizarse durante el otoño, cuando todavía no han llegado los fríos fuertes pero ya se han ido los calores del verano con sus moscas, que podrían embichar la quemadura de la marca o las heridas de la castración.
En ese asado se incluye, como plato especial, las criadillas (los testículos) obtenidas de la reciente castración.
En la región pampeana central de la Argentina se hace correr la voz desde unos días antes, porque siempre habrá invitados.
El día elegido el personal se prepara desde temprano; los jinetes revisan cuidadosamente el apero de su caballo y ajustan adecuadamente la cincha.
Suelen participar las autoridades municipales, y algunas veces se instituyen premios a la habilidad de los jinetes.
Allí, en cada res, suele emplearse doble marca: con hierro sobre el omóplato derecho, y la de la oreja.