Hervé Bazin

Paralelamente a sus estudios, ejerce diversos pequeños oficios y, durante quince años, escribe poesía, sin destacar.

En 1946, crea la revista poética La Coquille (La Errata o La Concha), de la que solo se publican ocho números.

En 1947, gana el premio Apollinaire por Jour (Día), su primer recopilatorio de poemas, que tendrá su continuación en 1948 con À la poursuite d'Iris (Persiguiendo a Iris).

Aconsejado por Paul Valéry, se distancia de la poesía para dedicarse a la prosa.

Las conflictivas relaciones tenidas con su madre durante su infancia, le inspiran la novela Vipère au poing (Una víbora en el puño), en 1948.

Hervé Bazin afirmó que Maurice Nadeau apreciaba a estos Atridas en chaleco de franela.

Más tarde, otras novelas, La Mort du petit cheval y Cri de la chouette (La muerte del caballito y El grito de la lechuza), tendrán como protagonistas a personajes ya presentes en Vipère au poing.

En 1950, participa junto a otros escritores como Marcelle Auclair, Jacques Audiberti, Émile Danoën, Maurice Druon y André Maurois, en el número de la revista La Nouvelle Équipe française de Lucie Faure, titulada «L’Amour est à réinventer» (Hay que reinventar el Amor).

Pasa los últimos años de su vida en Cunault, junto a la ribera del Loira.

De acuerdo con sus deseos, es incinerado y sus cenizas esparcidas en el río Maine (afluente del Loira).

Sin embargo, su visión de la familia tradicional es muy negativa y destructiva, en consonancia con sus ideas personales.