Su padre era un pintor sin gran éxito en su profesión y que daba clases de pintura en una escuela preparatoria para varones.
En 1911, Rorschach entró en contacto con el psicoanálisis, corriente psicológica y psiquiátrica en boga a principios del siglo XX.
[2] Durante ese intervalo, cuando un colega publicó en 1917 su tesis doctoral sobre una prueba de manchas que había inventado, Hermann Rorschach renovó su interés en su técnica ya utilizada.
Esto se basa en la tendencia a proyectar interpretaciones y emociones ante estímulos ambiguos; en este caso las manchas.
La respuesta de cada una es calificada con base a la información que da el paciente, la cual puede incluir forma, color o contenido.
De esta manera los símbolos son frecuentemente factores que despiertan nuestra memoria en un nivel emocional, el cual es medido y codificado en la prueba.