Herederos del tiempo

El Financial Times elogió la obra por «abordar grandes temas (dioses, mesías, inteligencia artificial, extraterrestre) con brío».

Avrana Kern en órbita, poderosa, enloquecida y xenófoba por los milenios transcurridos, Gilgamesh toma un desvío de siglos hacia un sistema vecino que resulta inhabitable.

Guyen, líder de la Gilgamesh, ejerce a menudo una autoridad autocrática sobre la expedición y su cargamento humano dormido.

Guyen conduce la nave arca a otro mundo terraformado después de que Kern le fuerza la mano, y allá descubre tecnología experimental del Antiguo Imperio capaz de cargar una mente humana en una computadora suficientemente compleja.

Sin embargo, en algún momento abraza una misión más elevada: establecer una nueva herencia cultural para la humanidad basada en la narrativa histórica que vivió mientras estaba a bordo de la Gilgamesh.

Lain, la ingeniero jefe de Gilgamesh y su eventual líder de facto, se ve obligada con frecuencia a mantener unida el arca frente a averías mecánicas casi insuperables.

Si Guyen es el villano en la narrativa histórica de Holsten, Lain es sin duda la heroína.

Sin embargo, su ambiciosa curiosidad científica, su deferencia hacia los precedentes y, en última instancia, su inseguridad personal con frecuencia la llevan por mal camino.

Aunque llamativamente contundente, Karst demuestra ser un líder cauteloso al restringir el acceso a las armas durante los conflictos internos de la nave arca.

Cada una de las arañas tiene sus propias identidades, vidas y experiencias, además de sus memorias genéticas; sin embargo, la narrativa se refiere a sus personajes principales y secundarios con cuatro nombres diferentes basados en personalidades distintas o arquetipos históricos.