Era el hijo primogénito del comerciante Henri Amiel y de Caroline Brandt.
Tras emprender estudios en su villa natal, viajó por Suiza, Italia, Francia y Bélgica.
Esta obra, en versiones más o menos incompletas, dio a su autor fama en toda Europa y ejerció mucha influencia sobre otros autores que cultivaron el género, por ejemplo León Tolstoy.
Empezó a escribirlo atormentado «por la eterna desproporción entre la vida soñada y la vida real» y armado de un bisturí crítico despiadado, que ejerció con la obsesión de conocerse a sí mismo hasta el masoquismo.
Escribió ensayos sobre Erasmo, Madame de Staël y otros escritores, pero en este terreno tuvo particular éxito un libro más modesto, J. J. Rousseau jugé par les genevois d'aujourd'hui (1879).