Los síntomas son variables dependiendo del volumen de sangre perdido, las hemorragias graves causan palidez de piel, dificultad respiratoria y desmayos.
Las pequeñas hemorragias continuadas pueden causar anemia ferropénica y cansancio.
[5][2] El riesgo de presentar hemorragia gastrointestinal es mayor en varones y aumenta con la edad.
[3] El diagnóstico se realiza con una historia clínica, exploración física, estudio de sangre oculta en heces y gastroscopia o colonoscopia para determinar la localización del punto sangrante.
[9][10][11] Si otras medidas no son eficaces, se emplea un globo esofágico para cortar la hemorragia en pacientes afectos de varices de esófago.