Para cuando vuelve a Chile, el cine comienza a presentar un auge nunca antes visto: el ingreso de las cámaras de 16 mm más las concepciones sociopolíticas otorgan un aire renovador al cine efectuado no solo en esta parte, sino en Latinoamérica.
Tras sus primeros cortometrajes, Helvio Soto realiza Lunes 1° Domingo 7, su primer largometraje, con fotografía de Fernando Bellet.
Después de este ejercicio filma la que sería su película más recordada y polémica, Caliche sangriento.
La película gozó de una amplia difusión por tal motivo, pero una vez exhibida, poco y nada se dijo en la prensa.
Sus últimos días los destina a sus clases, dictando verdaderas cátedras, en donde el compromiso por el arte era fundamental para entender el cine como un elemento expresivo más que comercial.