Fue una de las tres ciudades más importantes del Antiguo Egipto junto con Tebas y Menfis.
La ciudad aparece ya nombrada hacia el año 3000 a. C. Durante la dinastía II fue un importante centro astronómico.
Hacia la mitad del segundo milenio antes de Cristo, la ciudad llegó a su máximo esplendor.
En el siguiente siglo, la mayor parte de los monumentos fueron trasladados a Alejandría y Roma.
El resto sirvió como cantera de materiales, empleados para construir edificaciones en El Cairo durante la Edad Media.