Esta experiencia hizo que el niño se interesara por los efectos musicales a gran escala.
El puesto implicaba tocar en los servicios dominicales; su trabajo principal en ese momento era en una empresa maderera.
Al estallar la Primera Guerra Mundial se alistó como voluntario en la Honorable Compañía de Artillería, pero no llegó a prestar servicio por una lesión en la mano.
Su breve servicio de guerra le proporcionó el material para su primera ópera The Tigers.
Desempeñó esa labor en publicaciones especializadas como el diario The Bristish Bandsman o la revista Musical Opinion, de la que llegó a ser editor en 1927.
Se le daba bien escribir y su estilo era sarcástico, lo que ha llevado a compararle con Bernard Shaw.
Los tres primeros movimientos (35 minutos) son puramente instrumentales, mientras que la segunda parte es un colosal Te Deum para coro, orquesta y órgano.