[1] La especie extinta, afín a las actuales crisopas verdes, representa un nuevo género que ha sido denominado crisopa alucinante de Diógenes (Hallucinochrysa diogenesi), en alusión a su apariencia sorprendente y al síndrome de Diógenes, una patología que afecta a algunas personas, que acumulan basura de manera compulsiva.
[1] Según el descubridor del fósil, Ricardo Pérez de la Fuente, «Es un registro único» y «es muy poco probable que vaya a aparecer algo similar».
[1] Las larvas actuales de crisopas verdes acumulan restos vegetales o animales de todo tipo y los retienen mediante unos pequeños muñones con pelos que tienen en el dorso.
Toda esta estructura, desconocida hasta ahora para la ciencia, formaba una cestilla dorsal que retenía la basura e impedía que se desprendiera al moverse la larva.
[1] Otro dato excepcional del estudio es que refleja una estrecha relación ancestral planta-insecto ¿posiblemente un ejemplo de mutualismo?, ya que la larva depredadora libraba de plagas al helecho mientras que este constituía su hábitat y le aportaba la basura protectora: es decir, ambos organismos habrían obtenido un beneficio mutuo.