Un problema en su planta de vapor, hacía que su sirena, fuera inoperable, por lo que no podía avisar a otros buques de su posición o curso.
En torno a las 12:50, desde un puesto de observación del Vanguard se avistó un velero que navegaba directo hacia el.
El abandono del buque, se completó con orden, abandonándolo en último de los 360 tripulantes el capitán Dawkins, y con la única baja de un perro.
La punta de sus mástiles, continuaban visibles sobre la superficie del agua.
El capitán Dawkins fue culpado por la corte marcial de no hacer lo suficiente por salvar su buque tras la colisión, y nunca volvió a recibir el mando de un buque.