Escribió obras de carácter jurídico y en lo personal se lo conocía por su buen humor y como eficaz contador de chistes e historias.
En junio de 1973 fue nombrado por el presidente Héctor José Cámpora para ocupar un lugar como vocal de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y compartió el Tribunal, en distintos momentos con Ernesto Corvalán Nanclares, Manuel Arauz Castex, Agustín Díaz Bialet, Miguel Ángel Bercaitz, Ricardo Levene (hijo) y Pablo Ramella.
En ese cargo participó en la redacción de los memorables fallos dictados en los casos Swift Deltec y Ford, relevantes en materia societaria e impositiva, respectivamente.
Fue abogado de Carlos Menem en la década de 1980 y durante el gobierno de Raúl Alfonsín negoció con Alberto García Lema, una reforma constitucional que nunca llegó a concretarse, porque el radicalismo interrumpió el proceso.
Posteriormente fue consultor de relevancia del presidente Menem, cuando este aspiraba a buscar una tercera reelección consecutiva y llegó a proponer la realización de un plebiscito que respaldara esa posibilidad.