Como sucedía con prácticamente todos los jugadores que llegaban del interior, Héctor Ártico lo hizo en carácter de prueba.
En aquella jornada, el jugador fue expulsado a los 15 minutos del complemento e inmediatamente después el partido se suspendió por lluvia.
Comenzó jugando en el ataque hasta que de a poco fue encontrando su lugar y explotó con el gran equipo que armó Amadeo Nuccetelli para el año 1974, temporada en donde jugó 51 partidos compartiendo la zaga con Luis Adolfo Galván.
Héctor Ártico era todo lo contrario a una figura carismática, pero su nobleza, voluntad y entrega fueron claves para apuntalar el camino al éxito en la campaña de 1975.
En su debut River peloteó a Estudiantes sin poder romper el cero y El Gráfico calificó su actuación con 10 puntos.
Jugaba al extremo de sus capacidades físicas y dejaba en la cancha la piel.
En el Nacional de ese año una lesión lo obligó a alternar con Hugo Pena y Daniel Passarella, hasta que el nivel del “Kaiser” despejó todas las dudas sobre quien debía portar la 6 titular.