Guirandana de Lay

- 1461), conocida como cap e bordon o líder del aquelarre de Villanúa, en el Alto Aragón, fue una curandera española del siglo XV acusada de ser hechicera y envenenar a niños y adultos, entre otras maldades, y condenada a la hoguera por el juzgado de Jaca.

Recurriendo a una relación toponímica se podría deducir una procedencia de la villa Lay-Lamidou al oeste de Pau, muy próximo a Lucq-de-Béarn.

Oficios con los que se ganaban la vida y cuya tradición ha perdurado como herencia hasta la actualidad en estas zonas del Pirineo aragonés.

En la sociedad misógina medieval, el hombre es poseedor de atributos bondadosos, mientras que en la mujer confluían la maldad y las bajas pasiones.

[4]​ Según la cultura popular oral y escrita, ambas utilizaron lugares con atribuciones místicas en la zona como las Cueva d’as Güixas y la Caseta d’as Güixas.

[6]​ La Inquisición de Zaragoza fue la primera en actuar contra las brujas.

Ese mismo año, fue procesada Narbona d’Arcal, vecina de Cenarbe (Villanúa).