Guillaume du Choul

Su curiosidad por las antigüedades debía venir del hecho de que residía en Gourguillon, un barrio lionés rico en vestigios arqueológicos.

Sin duda carecía de estatuas o inscripciones antiguas, pero sus colecciones eran célebres desde 1537 no solo por su medallero y monetario grecorromano, uno de los primeros documentados en Francia, sino por las imágenes (estampas, cuadros, dibujos, grabados) por las cuales, según sus contemporáneos, devolvía la vida a la antigua Roma.

Todas estas maravillas impresionaron al rey Francisco I, quien le encargó dejar constancia escrita de ellas.

El conjunto consistía en efecto en libros impresos, manuscritos literarios (incluso un Boccaccio florentino del siglo XV), estampas, dibujos, monedas, medallas, medallones, gemas, conchas y plaquetas.

Algunos libros provenían de su biblioteca personal y llevaban su ex-libris o su blasón pintado.

Discours de la religion des anciens Romains .