Los guerreros güechas eran seleccionados entre los hombres más fuertes y valerosos de los dominios del psihipqua (príncipe).[2] En su selección no entraban consideraciones de linaje ni de nobleza, por lo que cualquier hombre podía destacarse y ser enrolado para llegar a ser un güecha; si estos descollaban por su valor, podían llegar a ser nombrados caciques y por tanto, entrar a formar parte de la nobleza local.Sus hazañas bélicas eran recompensadas con largueza y los premios llegaban hasta el otorgamiento de cacicazgos vacantes.No usaban melena sino que tenían el cabello muy corto, en palabras del Cronista «andaban trasquilados» (Lucas Fernández de Piedrahíta) para mayor seguridad y desembarazo en el combate cuerpo a cuerpo.Según Fernández de Piedrahíta se consideraba gran afrenta que el cacique les cortase el cabello a los hombres del común, castigo utilizado también por los españoles.A los hombres comunes no les estaba permitido usar pinturas, galas, joyas y tampoco ninguna mujer las usaba.