Guerra nuclear en la cultura

[2]​ Mientras que los estadounidenses defendían la imposición del capitalismo, los soviéticos abogaban por el comunismo como sistema internacional.

Ambos sistemas aspiraban a ideales universalistas, para lo cual era sustancial que el adversario no debía extender su dominio.

Aunque dicha competencia nunca alcanzó a manifestarse en una lucha bélica directa, Estados Unidos y la Unión Soviética disputaron sus diferencias a través del intento de la imposición de sus ideales e influencia en el mundo.

En 1945, algunos analistas pensaban que la creación de armas nucleares podría impedir futuros enfrentamientos bélicos.

La bomba atómica, dado que implicaba una destrucción masiva y, hasta el momento, desconocida, no era solo un nuevo tipo de armamento, por lo que el gobierno no tenía claro cómo regular su producción o gestión.

A nivel interno, Stalin puso en marcha un programa acelerado para desarrollar una bomba nuclear soviética.

De esta forma, comenzó una carrera armamentista en la que Moscú parecía estar alcanzando a Washington y recuperando terreno en el dominio nuclear.

[1]​ Cuando la URSS consiguió la bomba atómica, las superpotencias dejaron de recurrir a la guerra como herramienta política en sus relaciones, ya que enfrentarse bélicamente con armas nucleares hubiera significado lo que se denominó como Destrucción Mutua Asegurada (MAD).

No obstante, aunque sin la verdadera intención de llevarla a cabo, continuaron utilizando la amenaza nuclear.

Como resultado final, se produjo la eclosión de una extraordinaria manifestación cultural en la que todos los aspectos relacionados con la nueva era nuclear alcanzaron un papel preponderante.

[5]​ Entre las muchas manifestaciones culturales que inspiró, cabe destacar las siguientes: El cine fue uno de los medios más eficaces para manifestar la extrema tensión política y social que dominó el período de la Guerra Fría.

Por un lado, el protagonismo que tomaron las armas nucleares y la apocalipsis radioactiva como las principales temáticas atravesadas por las películas de aquel momento, reflejó la paranoia y el terror que encarnaron las sociedades de las superpotencias.

Dichos esfuerzos se manifiestan, por ejemplo, en la creación del personaje del espía soviético y macabro, con planes de dominar todo el mundo, que ha aparecido con recurrencia en las películas y series de televisión norteamericanas.

Así, esta película aborda la temática de las armas nucleares, la radiación y la mutua destrucción asegurada.

Por consiguiente, la literatura ocupó un rol clave en la cultura de la Guerra Fría, adelantándose a la historia y permitiendo a sus escritores imaginar, en el campo de la ciencia ficción, como sería el tan incierto futuro.

El término "distopía" suele referirse a representaciones futuristas marcadas por un tono abiertamente negativo.

Estas obras alcanzaron una notable difusión y atrajeron a lectores de perfiles muy diversos.

En 1941, Robert Heinlein publicó el relato Solution Unsatisfactory, donde se usaba un polvo radiactivo como arma, anticipando el concepto de lluvia radiactiva y la exposición a radiaciones ionizantes, que se harían tristemente célebres en años posteriores.

[8]​ Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la música popular experimentó un notable auge, dando lugar a la aparición de nuevos estilos hasta entonces desconocidos.

La canción narra, en primera persona, las recurrentes pesadillas sobre un posible conflicto nuclear, reflejando la ansiedad y el temor profundamente arraigados en la sociedad estadounidense de la época ante la perspectiva de que una eventual Tercera Guerra Mundial destruyera todo lo conocido y valorado.

En realidad, los expresionistas abstractos desarrollaron ese estilo a partir del desencanto político y de la constante polarización en el mundo del arte, abriendo así el camino hacia la no figuración y la primacía de la técnica pura en la creación artística.

Sin embargo, permitieron crear historias e imágenes imersivas sobre distintas ideas vinculadas con la guerra nuclear.

En el año 1952, en Las Vegas, se decidió realizar un concurso de belleza denominado "Miss Atomic Bomb", en el que cada año se elige a una mujer ganadora para que sea “Miss Atomic” por su belleza radiante.

La última ganadora fue Lee Merlin, llamada “Miss Atomic Bomb” en honor de la Operación Plumbob.

J. Robert Oppenheimer y el General Leslie Groves en la zona cero del sitio de la Prueba Trinity (9 de septiembre de 1945).
Poster Dr. Strangelove, or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (29 de enero de 1964)
Bob Dylan (noviembre de 1963).
Pintura de Acción de Jackson Pollock (8 de octubre de 2009).
Una escultura de Henry Moore que conmemora la primera reacción nuclear en cadena controlada (finalizada en 1966).
Uno de los paneles de Hiroshima (realizado entre 1950 y 1980).